¿Por qué es tan alta la inflación en Argentina?

La inflación en Argentina se ha convertido en uno de los casos más extremos del mundo. Año tras año, los precios de los alimentos, los alquileres y los bienes cotidianos suben tan rápido que las familias luchan sólo para cubrir las necesidades básicas. Cuando una barra de pan que costaba 100 pesos el año pasado cuesta ahora más de 300 pesos, está claro que algo más profundo está en juego.

Este rápido crecimiento de los precios erosiona los ahorros, trastoca los presupuestos familiares y hace casi imposible la planificación a largo plazo. Para entender por qué Argentina se enfrenta a una inflación tan aplastante -que a menudo supera el 100% anual- debemos examinar cómo los hábitos de impresión de dinero del gobierno, los persistentes déficits presupuestarios, las repetidas devaluaciones del peso y las perturbaciones externas se combinan para empujar los precios al alza.

Causas clave de la elevada tasa de inflación en Argentina

Impresión de dinero y señoreaje

Durante décadas, Argentina ha recurrido al banco central para cubrir el gasto público. Cuando los ingresos fiscales son insuficientes, el banco imprime nuevos pesos. Más dinero en la economía persigue los mismos bienes. Esto hace subir los precios. Los economistas lo llaman señoreaje. Actúa como un impuesto oculto sobre el ahorro y los salarios.

Dominio fiscal y déficit

En muchos países, los bancos centrales trabajan de forma independiente para mantener baja la inflación. Argentina es diferente. Los presupuestos provinciales y federales suelen registrar grandes déficits. Los responsables políticos presionan al banco central para que financie esos déficits. Este dominio fiscal obliga a imprimir dinero, lo que alimenta aún más la inflación.

Devaluación de la moneda

El peso ha perdido valor muchas veces. Las devaluaciones bruscas encarecen mucho las importaciones. El combustible, la maquinaria e incluso algunos alimentos deben pagarse en dólares. Cuando el peso cae, los precios locales se disparan de la noche a la mañana. Las empresas repercuten el aumento de los costes en los consumidores. Esto añade una nueva presión al alza de la inflación.

Shocks de precios externos (alimentos y energía)

La economía argentina depende en gran medida de las exportaciones agrícolas y de la energía importada. En 2023 se produjo la peor sequía de los últimos sesenta años. El rendimiento de las cosechas se desplomó y el coste de los alimentos se disparó. Asimismo, los cambios en los mercados mundiales del petróleo hicieron subir los precios de los combustibles. Estas perturbaciones se suman a la inflación existente, haciendo que los costes aumenten más rápidamente.

Espiral salarios-precios

A medida que suben los precios, los trabajadores exigen salarios más altos para mantener el ritmo. Las empresas conceden aumentos, elevando sus propios costes. A continuación, vuelven a subir los precios para cubrir esos costes. Este vaivén -conocido como espiral salarios-precios- mantiene alta la inflación. Cada parte intenta superar a la otra, y el ciclo se repite.

Incertidumbre política

Los frecuentes cambios de política agravan el problema. Un gobierno suprime los controles monetarios. El siguiente gobierno vuelve a endurecerlos. Los cambios repentinos provocan nuevos tipos de cambio en el mercado negro. Estos tipos paralelos reflejan el valor real del peso. Provocan subidas bruscas de los precios de los productos cotidianos.